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Los lugares públicos son ideales para (m)amar: notas sobre el poemario «Cruising Morelia» de Erik Mo


Como investigador interesado en la representación de la diversidad sexual y las prácticas eróticas no heteronormadas en la literatura mexicana, el libro Cruising Morelia, de Erik Moya, me parece un gran acierto. En México hacen falta más libros como el suyo. Es poca la literatura editada fuera de la Ciudad de México que aborde las experiencias de la diversidad sexual. El libro de Moya —que fue ganador del Tercer Premio Nacional de Narrativa y Poesía LGBTTTI, lanzado por el Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde” y el Colectivo Hij@s de la Luna—, viene a enriquecer de manera magistral el raquítico corpus con el que los investigadores y críticos interesados en estos temas tenemos que trabajar.

Cruising Morelia es una “puesta en poesía” de la práctica de conocer parejas sexuales efímeras en lugares públicos. Y es a la vez una incitación a hablar de esta práctica que, por las aplicaciones de ligue, está cada vez más en desuso. Desde las primeras páginas del libro, como un antropólogo, el poeta nos orienta sobre cuándo y cómo su meticulosa/o acta/o poética/o tuvo lugar (p7). Moya narra su experiencia y las de otros que también poetizados aparecen “jadeantes / hambrientos /con el deseo de una muerte pequeña” (p14), buscando por las calles de Morelia, después de la medianoche, “un abrazo fuerte por la espalda” (p52).

Algunos de los temas que Erik Moya poetisa son: el placer de la espera; la búsqueda; el deseo marica vuelto insinuación voluptuosa; el closet; el “deja te la meto aquí” (dicho sin palabras) y la subsiguiente brutalidad de un caliente ensarte apresurado; el vih; las prácticas seguras (aka #elusodelcondón) y Morelia vuelta personaje.

Además de Morelia, también Juluis aparece como "personaje" poético y protagónico. Y es a la vez un recurso poético (¿narrativo?) del que Moya va a hacer uso para mostrarnos la negociación de lo erótico, del consenso dado antes de que los cuerpos se apropien uno del otro y se conozcan sin otra lengua más que el vocabulario del deseo. Este “personaje”, Juluis, nos va a mostrar la posición y el background de los amantes. Él va a ser la brújula para el lector y para los investigadores interesados en analizar obras literarias que hablen sobre diversidad sexual y prácticas eróticas fuera de la Ciudad de México.

En Cruising Morelia el deseo se vuelve el lenguaje a través del cual se comunican los cuerpos. Y Morelia aparece vuelta un policía que acecha, censura y prohíbe; pero a la vez como donadora del esplendor de sus lugares públicos: en ella habitan los cuerpos que aparecen y se pierden en sus arbustos, en Tres Puentes, en las Escaleras de Santa María, en vericuetos de estadios solitarios, en baños públicos, en calles y callejones de cantera rosa. En esa Morelia, los cuerpos “aman y cogen mientras escuchan el ruido de la ciudad enloquecida” (p19). El poeta lo ve todo y participa en el goce y el transitar. Se une a la marabunta de cuerpos que “vaciados dejan su rastro de blancura esparcida” (p20) por muchos de los rincones de la ciudad de cantera rosa.

En el poemario también aparecen versos de otros poetas; tanto clásicos como contemporáneos. Esos versos prestados cobran nuevo sentido. Ayudan a reconstruir el gozo de los encuentros fortuitos, casuales. Y trazan con crudeza, genialidad y calentura un mapa moreliano, lírico, donde los cuerpos se contonean golosos, y desafían lo socialmente correcto “porque de no hacerlo, estarían muertos” (p62).



El libro, con permiso del autor, se puede descargar de acá: https://bit.ly/3c1daX4


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